Se encontraba en Corrientes y Esmeralda, y su propietario fue Emilio Bieckert, inmigrante proveniente de Estrasburgo, Alsacia.
El edificio se erigió en 1872 con
el nombre de Edén, luego Variedades, y en 1891 se inauguró el Odeón
realizado por el arquitecto alemán Fernando Moog.
Fue considerado como una avanzada
en la arquitectura del momento y se convertiría en uno de los
principales teatros de Buenos Aires, con capacidad para 1.800 personas.
El 28 de julio de 1896 se exhibió
en él la primera pieza cinematográfica realizada en Argentina.
En 1940 adquirió un frente estilo
art decó. En 1982 se encontraba muy deteriorado y un tal Luis Rusconi lo
rescató.
Se transformó en una esquina
porteña por excelencia.
Por su escenario pasaron
personalidades como Leopoldo Lugones, Jean Jaurés, Margarita Xirgu,
entre muchos otros.
En 1985 fue declarado por el
Ministerio de Educación y Justicia de La Nación como Monumento Histórico
Nacional, teniendo en cuenta, entre otras razones, que fue uno de los
más importantes escenarios de la historia del país y que esa esquina,
gracias a los versos de Celedonio Flores, se conformó como el corazón
del tango.
Pero a principios de la década del
90, durante la gestión del intendente Carlos Grosso, se dejó sin efecto
esa protección y se autorizó la demolición del teatro.
Hoy, la mítica esquina es apenas un estacionamiento de autos a cielo abierto.
Una animalada de proporciones,estan destruyendo patrimonio arquiyectonico dia a dia para hacer viviendas neo-comunistas,tristisimo,aberrante
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